El 4 de julio de 1776, los ciudadanos en lo que ahora es Estados Unidos declararon su independencia de Gran Bretaña.
Desde esa fecha hasta el día de hoy han cambiado muchas cosas, pero cada 4 de julio el recuerdo de la libertad ganada a base de sacrificio hace 235 años es motivo de celebración.
Los británicos habían mantenido tradicionalmente buenas relaciones con las Trece Colonias que habían formado en la costa atlántica de América del Norte.
Unas fueron fundadas directamente por la Corona o explotadas por empresas que comerciaban con productos tropicales; otras nacieron tras el establecimiento de colonos exiliados de la metrópoli por motivos políticos o religiosos. Todas gozaban de un grado aceptable de libertad; regidas por gobernadores de la metrópoli, pero con asambleas o parlamentos que les aseguraban su autonomía.
Pero en 1765, el gobierno británico de Jorge III aumentó los impuestos, estableciendo primero un impuesto del timbre, sello que tenían que llevar los documentos jurídicos y que fue suprimido; y después un impuesto sobre el té, que acabaría desencadenando la revolución. Ambos impuestos habían sido promulgados sin consultar a las colonias y Gran Bretaña trató de mantenerlos haciendo uso de la fuerza. En el puerto de Boston, un buque cargado de té fue saqueado por colonos disfrazados de pieles rojas.
Los colonos, considerando que ambos impuestos eran abusivos, se reunieron en el Congreso de Filadelfia y, tras proclamar la Declaración de derechos (1774), se declararon independientes (1776). Habían nacido los Estados Unidos de América.
El destino de la nueva nación se libró en una guerra con Gran Bretaña que fue difícil para los estadounidenses durante los tres primeros años.
Después, con la ayuda de franceses y españoles y conducidos por George Washington, lograron derrotar a su antigua metrópoli en Saratoga (1777) y Yorktown (1781). Dos años después se firmaba la Paz de Versalles por la que Gran Bretaña reconocía la independencia de los Estados Unidos.
El histórico documento original que garantizaba la independencia de la corona, firmado en 1776, será leído en voz alta y honrado durante una tradicional ceremonia que se suele realizar en la sede de los Archivos Nacionales, en Washington, y en otras partes el país.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos, leída solemnemente en Filadelfia, constituye todavía hoy uno de los textos más innovadores y trascendentes de la historia contemporánea. En él quedaron proclamados dos principios básicos que recogieron posteriormente los grandes textos sobre derechos fundamentales: «libertad e igualdad».
De acuerdo con ello, los nuevos estados formaron una república, regida por un presidente y una asamblea o congreso, elegido ambos por todos los habitantes mayores de edad. Se había instituido, pues, un régimen democrático, fijándose los derechos y deberes de gobernantes y gobernados en una ley fundamental o Constitución.
Mensaje oficial
“El 4 de julio significa para los que estamos en nuestro país, comida, familia, celebración, pero para quienes están trabajando y viviendo en el extranjero, esta fecha tiene un significado distinto. Es una fecha para celebrar el nacimiento de nuestra nación y los valores que nos han sostenido por 235 años”, dijo la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, por medio de un video publicado en la página web de Departamento de Estado.
El presidente estadounidense Barack Obama también habló en el mismo video y además de agradecer el servicio militar de los soldados del país, el mandatario hizo referencia a la importancia de compartir los valores con amigos de otras naciones.
“Porque enfrentamos retos que ninguna nación puede pelear por sí misma. La única forma de lograr la seguridad y prosperidad que queremos es reconociendo el sentimiento humano que compartimos y trabajando juntos por un mismo propósito”, dijo Obama.
En todos los estados del país, los estadounidenses realizan desfiles y ceremonias patrióticas, además de comidas campestres y otras actividades recreativas.
En Washington las festividades del día concluirán con un gran despliegue de fuegos que se pueden disfrutar desde distintos puntos de la capital, y principalmente desde la Alameda Nacional (National Mall) en donde se encuentra el obelisco así como otros históricos monumentos.
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