Roma.- El ex primer ministro
italiano Silvio Berlusconi fue condenado hoy a 4 años de prisión
por el Tribunal Penal de Milán por un delito de fraude fiscal en el llamado
"caso Mediaset", por el que se le
prohibió además desempeñar un cargo público durante tres años.
Berlusconi, para el que la
Fiscalía de Milán pedía una condena de tres años y ocho meses de cárcel, era
uno de los imputados por este proceso, junto a Fedele Confalonieri, presidente del grupo italiano Mediaset, la
compañía audiovisual de la que es propietario el exjefe de Gobierno italiano.
Este proceso se refiere a la
compraventa de los derechos de transmisión de películas estadounidenses por
parte de Mediaset entre 1994 y 1999 bajo la sospecha de un aumento artificial
del precio real de los derechos para evadir dinero al fisco y desviarlo a
cuentas en el extranjero.
El considerado como "socio
oculto" de Berlusconi en
esta trama, el productor estadounidense de origen egipcio Frank Agrama, fue
condenado por su parte a tres años de prisión, mientras que Confalonieri quedó
absuelto.
Presente en el aula del Palacio
de Justicia de Milán en el que se leyó la sentencia a su defendido, uno de los
abogados de Berlusconi, Niccolò Ghedini, rehusó hacer algún tipo de declaración
sobre la condena de "il Cavaliere", que el pasado miércoles anunció
su renuncia a volver a presentarse a las elecciones generales de la próxima
primavera.
Por su parte, el exministro de
Justicia y secretario político de su partido, Angelino Alfano, divulgó una nota
en la que asegura que esta condena es la "enésima prueba de la
ensañamiento judicial" llevado a cabo contra Berlusconi y expresó su
convencimiento de que en próximas instancias (en apelación) le puedan absolver.
La adquisición de los derechos
para el grupo empresarial Fininvest al que pertenece Mediaset se hizo a través de dos
sociedades extranjeras, la Principal Network Communication y la Principal
Network y a través de otros intermediarios, entre ellos Agrama.
La Fiscalía de Milán cree que
este sistema permitió a Mediaset, el grupo audiovisual italiano al que se le
vendieron después esos derechos comprados a las productoras estadounidenses,
inflar los costes, creando así dinero negro que evadir al fisco italiano.
El fiscal Fabio De Pasquale,
encargado del caso, ha asegurado en todo este tiempo que detrás de "los
fondos negros" obtenidos en esas supuestas operaciones se encuentran
"las huellas dactilares" de Berlusconi.
El juicio, que se inició en
2006 y ha sufrido numerosas interrupciones, se reanudó en febrero de 2011 tras varios
meses suspendido a la espera de que la Corte Constitucional se pronunciara
sobre la llamada ley del "legítimo impedimento", escudo
judicial del que se sirvió Berlusconi cuando
ocupaba la jefatura del Gobierno para no acudir a las audiencias y que quedó
parcialmente invalidado.
Este era uno de los tres
procesos que Berlusconi tenía abiertos junto al del llamado caso
"Ruby", en el que está imputado por supuesto abuso de poder e
incitación a la prostitución de menores, y al de la publicación de escuchas
telefónicas de procedencia ilícita en el diario "Il Giornale"
propiedad de su hermano Paolo.
En un caso similar al Mediaset,
el llamado Mediatrade y desarrollado también en Milán, Berlusconi quedó libre
de los cargos de fraude fiscal y apropiación indebida hace un año en la
audiencia preliminar, mientras que el pasado junio fue absuelto en el proceso
derivado de este caso que se llevó a cabo en Roma. Por otro lado, el
pasado 25 de febrero el Tribunal de Milán declaró la prescripción del delito de
corrupción en acto judicial del que estaba acusado por el caso Mills, otro de
los juicios que afrontaba el ex primer ministro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario