MADRID.- La crisis económica y de deuda junto a una tasa de desempleo del 21,5% marcan las elecciones de hoy en España, en las que se espera que los votantes desalojen al socialismo del poder y dejen el gobierno en manos de la oposición conservadora.
Todas las encuestas, sin excepción, vaticinan un arrollador triunfo del centroderechista Partido Popular (PP) y su líder Mariano Rajoy sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que encabeza el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba.
Rajoy, un político de dilatada trayectoria, escaso carisma y poca popularidad en los sondeos, que ya perdió las dos anteriores elecciones frente al actual presidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero, parece más cerca que nunca del poder.
Y su mandato se iniciaría en unas circunstancias muy complicadas para España, cuya situación económica la colocó esta semana al borde del colapso, con un riesgo país que llegó a superar los 500 puntos, la brecha que llevó a Grecia, Irlanda y Portugal a entregarse a los rescates y a los planes de austeridad que exige la Unión Europea. Los intereses de las emisiones de duda también casi rozan el peligroso 7%. Y la Bolsa de Madrid viene cerrando en rojo, con respiros muy esporádicos, desde hace 15 días.
"El gran problema es el estancamiento económico, la falta de crecimiento y junto con ello la elevadísima tasa de desempleo", dijo José Luis Alvarez, director del departamento de Economía de la Universidad de Navarra. Es que Rajoy no solo se tendrá que enfrentar a una tasa que llega al 21,5% -equivalente a casi 5 millones de personas-, sino también a que en los jóvenes el porcentaje de desocupados supera el 40%, y en muchos de los casos se trata de personas capacitadas y con un título guardado en un cajón.
La victoria de Rajoy, de 56 años, devolvería el poder a los populares tras casi ocho años de gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, quien imprimió un sello liberal a sus políticas sociales impulsando leyes como la del matrimonio homosexual y de aborto -que fueron fuertemente criticadas por la derecha-.
Pero la gestión económica socavó la imagen de Zapatero, muy criticado por negar la gravedad de la situación en un primer momento y después actuar tarde y de manera errática para contener la hemorragia causada por la crisis internacional y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ibérica. La misma burbuja que infló el crecimiento español en la última década.
Zapatero, consciente de la caída de su popularidad, anunció que no concurriría a un tercer mandato y decidió adelantar las elecciones, previstas inicialmente en marzo de 2012, para tratar de minimizar el daño a las opciones socialistas.
El veterano Rubalcaba, de 60 años, exministro del Interior y vicepresidente de Zapatero, emergió como el candidato del PSOE sabiendo que la batalla estaba casi perdida. Esperando el milagro. Los sondeos dicen que perderá por 13 puntos.
Desde entonces, los principales indicadores económicos no hacen sino dibujar un cielo cada vez más negro. La economía se estancó en el tercer trimestre de 2011 y amenaza con volver a la recesión, mientras que la crisis golpea al euro y la presión sobre la deuda ibérica siguen teniendo a España como candidato a un rescate.
"Por ahora, la izquierda en España está acabada", señaló Antonio Sanz, un votante socialista que trabaja como comerciante y está desempleado hace siete meses. "No vemos una salida fácil, todo lo que nos rodea es más de lo mismo".
"Estamos viendo Italia, Portugal, Grecia y nosotros (España) estamos en el medio de este lío", añadió. Aunque la victoria es dulce por definición, la misión de Rajoy, si finalmente gana, no es para nada sencilla.
El desafío. El líder popular enfrenta el dilema de combinar los ajustes y la reducción del déficit con la necesidad imperante de reflotar la economía y evitar otra recesión.
En el único debate televisado entre los dos candidatos el 7 de noviembre, Pérez Rubalcaba cuestionó reiteradamente a Rajoy sobre su programa económico, como si diera por hecha la victoria de su rival, y le acusó de guardar una agenda oculta de recortes sociales en la Sanidad y la Educación pública.
"Ni el PP ni el PSOE explican que política económica harían. Hablan de objetivos", explicó Alvarez. "El PSOE habla de defender el estado del bienestar sobre todo. El PP habla de reformas para generar empleo. Pero ninguno entra a detallar lo que va a hacer. Echo de menos un esfuerzo didáctico y de explicar a la ciudadanía lo que hay que hacer y por qué hay que hacerlo y que, desgraciadamente, va a tener algún coste", agregó.
En su último acto de campaña, sin embargo, Rajoy hizo una confesión: "habrá que recortar en todo". Lo dijo sin hacer más precisiones. Es que es así, poco o nada se ha podido saber en campaña de los planes de los candidatos. Rubalcaba se limitó a anunciar nuevos impuestos a las grandes fortunas y los bancos para financiar planes de empleo. Incluso mencionó de pasada una reorganización del Ejército para ahorrar costes.
Rajoy prometió rebajas de impuestos a pequeñas y medianas empresas que fomenten la contratación a partir de enero, cuando reciba el poder.
"Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, endeudándonos y ahora nos encontramos con que el peso de esa deuda es muy fuerte y tenemos que gastar un poquito menos", argumentó Alvarez. "El estado del bienestar es sostenible si tienes una economía que crece. Si tienes una economía que se empobrece, como ocurre ahora, hay que ser austeros".
La economía centra de tal manera el debate, que ni políticas como la migratoria, la exterior ni siquiera el deseado anuncio del grupo terrorista vasco ETA de abandono de la violencia tras más de 40 años de lucha armada han alterado el escenario y el guión previsto.
Rubalcaba, como exministro del Interior, jugó un papel clave en el camino recorrido hasta llegar al anuncio de ETA. Pero con el bolsillo vacío, esto no parece significar nada.
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