lunes, 1 de noviembre de 2010
Rousseff se compromete a mantener el legado de Lula
La ex ministra y ex guerrillera Dilma Rousseff será la primera mujer presidenta de Brasil y sucederá al emblemático Luiz Inácio Lula da Silva.
Rousseff, abanderada del Partido de los Trabajadores (PT), continuará la senda desarrollista iniciada hace ocho años por Lula, enfocada a sacar a las clases bajas de la miseria. Esta economista de 62 años necesitó la segunda vuelta de ayer para ratificar su victoria.
Rousseff obtuvo el 56% de los votos frente al 44% de José Serra, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). "Estoy muy feliz. Agradezco a los brasileños y brasileñas por este momento y prometo honrar la confianza que depositaron en mí". Fueron las primeras palabras de Rousseff como presidenta electa, al salir de su casa en Brasilia en dirección a su primera comparecencia pública en un hotel cercano ante periodistas y miembros de su campaña.
Allí, la futura mandataria arrancó los primeros aplausos en cuanto empezó a hablar. "Por primera vez una mujer presidirá Brasil", dijo Rousseff en tono feminista. "Sí, la mujer puede", exclamó. "La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es un principio esencial de la democracia", añadió.
En su discurso la presidenta electa se comprometió a la "erradicación de la miseria y a la creación de oportunidades para todos los brasileños", para lo cual demandó la implicación de toda la sociedad. "No podemos descansar mientras veamos brasileños con hambre, mientras veamos familias viviendo en la calle, mientras los niños pobres estén abandonados a su propia suerte", indicó Rousseff.
Además, la ex ministra reiteró algunas de sus promesas de campaña, desde la lucha contra el crimen hasta el control del gasto público, y repitió algunos conceptos machacados por Lula, como la crítica al "proteccionismo de los países ricos". Precisamente, Rousseff dejó para el final su agradecimiento al presidente, cuyo nombre fue coreado por los presentes.
"Llamaré mucho a la puerta del presidente Lula", agregó, dejando claro que las ideas del mandatario continuarán teniendo una influencia preponderante en su gobierno.
Por su parte, Serra no compareció para reconocer la derrota hasta varios minutos después de que hablara Rousseff, pese a que a esa hora a penas faltaban un puñado de votos por ser escrutados. Con semblante muy serio, al igual que los dirigentes tucanos que le acompañaban en un hotel de Sao Paulo, Serra felicitó a Dilma y le deseó que lo "haga bien". El candidato derrotado concluyó su discurso diciendo: "La lucha continúa, viva Brasil".
La alegría petista se desbocó en las principales ciudades brasileñas. En Sao Paulo, donde surgió el PT, cientos de militantes salieron a celebrar espontáneamente por la céntrica avenida Paulista, tirando petardos y haciendo sonar las bocinas de sus coches. Al mismo tiempo, en la Explanada de los Ministerios de Brasilia se organizó una fiesta más institucional, plagada de funcionarios de la capital, por donde pasó Rousseff después de realizar su primer discurso.
Rousseff votó en Porto Alegre, ciudad donde tiene fijada su residencia particular y donde inició su carrera política. Acompañada del gobernador electo de Rio Grande do Sul, su correligionario Tarso Genro, la todavía candidata se mostró relajada y, convencida de la victoria, hizo la "V" con las manos después de teclear el número 13 de su candidatura –el mismo que usaba Lula– en la urna electrónica. Rousseff se atrevió a hablar con la prensa en tono presidencial. "Mi coalición, que me trajo hasta aquí, es la coalición con la cual voy a gobernar; gobernaré para todos, hablaré con todos los brasileños", manifestó, apuntando el perfil del que será su primer Ejecutivo.
La coalición de partidos que sustenta a Rousseff fue construida por Lula durante estos ocho años, atrayendo a varias formaciones alejadas de los postulados petistas, como el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que, después del PT, es el principal partido de esta alianza. Actualmente, el PMDB cuenta con seis ministerios y preside las dos cámaras parlamentarias.
El 3 de octubre, además de la primera vuelta presidencial, se celebraron elecciones legislativas y se renovaron los 27 gobernadores. La coalición oficialista obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y el Senado, de manera que esta será la primera que vez que el PT asuma el gobierno con el control del Parlamento asegurado. De hecho, el presidente del PMDB, Michel Temer, será el futuro vicepresidente brasileño. Temer, abogado paulista de 70 años, preside la Cámara de Diputados y ha formado parte del ticket electoral de Rousseff, aunque su cargo tiene un carácter más simbólico que poderoso.
Por su parte, Serra votó en São Paulo, su feudo, donde fue alcalde y gobernador. El socialdemócrata estuvo acompañado de su familia y algunos políticos aliados. Tras sufragar, Serra abogó por la "belleza de la democracia" y por la "belleza de la alternancia del poder". A la salida del colegio electoral, un joven le mostró un cartel hostil: "Serra, el Papa está en contra del preservativo en el combate contra el sida". Una referencia a las posturas religiosas que defiende el candidato derrotado, cuyo futuro podría ser el regreso a la alcaldía de la capital económica de Brasil.
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