ROMA.- El papa Benedicto XVI llegó al Coliseo de Roma para presidir desde la colina del Palatino, que se encuentra frente al famoso anfiteatro, el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo.
Benedicto XVI, que llevaba una esclavina roja, saludó a los miles de fieles que siguen el rito portando velas. El pontífice dio apertura al acto religioso con una plegaria en la que denunció que multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan (...) la honestidad. "Señor Jesús, tú nos invitas a seguirte también en esta hora extrema.
En tu hora está la prueba de nuestra vida en sus más descarnados y duros recodos. Es la hora de las tinieblas, cuando vacilan los cimientos de la tierra, cuando las multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan la íntima llamada de la honestidad", rezó el papa.
El Vía Crucis discurrió por el interior del Coliseo, el famoso anfiteatro Flavio, que recuerda los sufrimientos de los primeros cristianos, continúa por delante del Arco de Trajano y concluyó en la colina del Palatino. Mientras que el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, llevó la cruz en la primera estación. Un joven y una joven romanos le acompañaron a cada lado con una antorcha.
Después el símbolo de los cristianos sería portado en la segunda y tercera estación por el matrimonio romano Armando y Anna Stridacchio y sus cinco hijos, tres gemelos de seis años y otros dos gemelos de dos años.
Un enfermo, acompañado de una camillera y de una monja enfermera llevaron la cruz en la cuarta y quinta estación. Dos monjas agustinas se turnaron para llevarla en la sexta y séptima estación y dos frailes de Tierra Santa la llevaron en la octava y novena.
Una familia etíope, Eman y Hiwet Hailesilassie, con dos hijos portaran el símbolo de los cristianos en la décima y undécima estación, y un fraile franciscano egipcio y una joven egipcia la llevaron en la duodécima y décimo tercera.
El cardenal Vallini retomó la cruz en la última estación y, tras concluir el Vía Crucis, Benedicto XVI pronunció unas palabras a los miles de feligreses.
Las meditaciones de las 14 estaciones del Vía Crucis fueron encargadas este año por el pontífice a la monja agustina italiana María Rita Piccione, presidenta de la federación de las Monjas Agustinas residente en el monasterio de los Santos Coronados de Roma.
Las imágenes que acompañaron las 14 estaciones del libro del Vía Crucis también son obra de otra monja, Elena Manganelli, asimismo agustina del monasterio de Lecceto, en Siena, centro de Italia.
El Vía Crucis del Coliseo romano fue instaurado en 1741 por el papa Benedicto XIV. Tras decenas de años de olvidó, pero volvió a celebrarse en 1925.
En 1964 el papa Pablo VI acudió al Coliseo para presidir el rito y, desde entonces, todos los años acude el sucesor de San Pedro.
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