miércoles, 26 de enero de 2011

Obama anuncia austeridad


WASHINGTON.- En su segundo discurso sobre el estado de la Unión, Barack Obama puso este martes en la noche en escena su giro hacia el centro político reconociendo que el nuevo reparto de poderes en Washington impone una forma diferente de gobernar.

«Con sus votos, el pueblo norteamericano ha determinado que gobernar a partir de ahora será una responsabilidad entre partidos. Nuevas leyes sólo serán aprobadas con el respaldo de demócratas y republicanos. Avanzaremos juntos, o no avanzaremos, porque los retos a los que nos enfrentamos son más grandes que un partido y más grandes que la política», aseguró.

De acuerdo a los planteamientos de consenso ofrecidos por el presidente, «en estos momentos no está en juego quién va a ganar las próximas elecciones, después de todo, acabamos de tener unas elecciones», en referencia a los comicios legislativos. de noviembre ganados por los republicanos.

A su juicio, Estados Unidos se juega ahora otras cosas mucho más trascendentales: «Si nuevos empleos e industrias prosperan en nuestro país, o en otros lugares. Si el trabajo duro y la industria de nuestro pueblo es recompensada. Si sostenemos el liderazgo que ha hecho a Estados Unidos no sólo un lugar en el mapa, sino una luz para el mundo».

Necesaria austeridad

Como parte de ese giro político, el presidente asumió la necesidad de austeridad en los cada vez más inviables presupuestos de EE.UU.. con la propuesta de congelar durante cinco años todos los gastos discrecionales no relacionados con defensa y seguridad. Una decisión que contrasta con la política de incentivos, subsidios, estímulos y multiplicado endeudamiento público aplicada durante los dos primeros años de su Administración.

De acuerdo al «Sí, se puede» económica planteado por Obama ante el Congreso, ese esfuerzo de disciplina fiscal debe ser interpretado como un «primer pago» en el doloroso proceso para poner coto a la sangría de números rojos acumulada por la mayor economía del mundo, con un déficit para este año estimado en 1,2 billones de dólares y una deuda nacional que supera los 14 billones.

La oferta del presidente, que se concretará dentro de tres semanas en el proyecto de presupuestos generales, supone salvar de las tijeras a la parte del león del gasto público que canaliza el Gobierno. Es decir, las partidas obligatorias y casi obligatorias relacionadas con las pensiones de la Seguridad Social, la cobertura médica de la tercera edad y los gastos de defensa y seguridad nacional.

Para restablecer el equilibrio entre ingresos y gastos del Gobierno federal, Obama insistió en la aplicación de recortes «responsables» y en aprovechar que la economía de EE.UU. empieza a recuperarse de su crisis más grave desde la Gran Depresión.

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