sábado, 26 de marzo de 2011

¡Maldita soledad! Ese miedo a morir solos…

Ese terror a no encontrar un compañero en la vida....Ese dolor de la pérdida que no acaba!!

Por JUAN LA MUR
Que nadie se llame a engaño. Todos, felices y desdichados, en algún momento de nuestras vidas,  hemos sido abandonados en esta angustiante isla llamada “soledad”.
Aquí hemos venido a parar todo tipo de gente: los que se quedaron sin amigos, aquellos a quienes se les alargó demasiado la vida, esos que suplicaban migajas de amor, los que acumularon bienes y gastaron males, los que viven como extraños en tierra de extraños, los que perdieron la manada y viajan en solitario, los afligidos y enlutados, aquellos que se pasaron la vida entruñados, esos a los que no les queda ni gota de amor…

Así es, todos, sin distinción, hemos venido a parar a esta inhóspita tierra de nadie, en donde el destino nos dejó tirados, desnudos, solos y sin alimentos. Obligados a sobrevivir de cualquier manera y enfrentándonos a todos los peligros posibles y al mayor desafío de nuestra vida: vernos por dentro para descubrir el material del cual estamos hechos.

La soledad: esa furnia oscura y profunda

Así se siente, como un gran hoyo negro que nos chupa enteros y sin misericordia. La soledad es esa sensación de permanecer entumecidos en un cruce de caminos sin saber qué rumbo tomar. Tan solo nos acompaña ese vacío helado, ese abismo que no acaba, esa niebla espesa que nos acorrala… Y en medio de este limbo nos preguntamos, ¿por qué estoy en el fondo de este barco fantasma? ¿Cómo he venido a caer en esta duda transatlántica? ¿Por qué no puedo ingeniármelas para disimular un poco y seguir vendiéndoles a todos mi apariencia feliz y despreocupada? ¿De dónde sale esta angustia, Dios mío, de dónde sale este dolor?

La soledad:  los modos de evadirla

Y cuando ya no resistimos esa viga atravesada en el pecho, pedimos auxilio y vienen a rescatarnos todas esas maneras de evasión disponibles: amoríos tipo fórmula uno, el bar abierto, el paño de lágrimas que facilitan las creencias e ideologías, el colmadón de Manuel, los amiguitos de trincheras, el polvo blanco, la oficinita, la pantalla de mimitas y tantas formas fosforescentes de esta sociedad moderna que no consigue aquietar ese boquete que se anida en las tripas.

La soledad: la maldición de los que huyen

No importa el modo que empleemos para evadirla, la peste de la soledad se las arregla siempre para darnos alcance. Cuando menos lo esperamos ahí está ella metiéndonos de cabeza en su humillante desolación.

Entonces, de nada nos servirá enterrar la cabeza, correr, jugar con ella a las escondidas o construir simulacros de compañía. Si de verdad queremos sacarnos ese crustáceo que nos desgrarra por dentro, armémonos de valor y en caída libre desde lo más alto de nuestra conciencia, saltemos. 

Soledad/aislamiento

Cuando por fin “saltamos” nos damos cuenta de que la soledad es nuestro estado natural, que no hay nada de malo en ella y que, por el contrario, experimentamos una plenitud que en la multitud se desvanece. Nos dicen siempre que somos animales sociales, que nos enfermamos y corremos peligro de muerte si nos aislamos.

Así es, desdeñar la compañía humana es un signo claro de enfermedad. Es por esto que la soledad nada tiene que ver con el aislamiento. En la soledad también nos acercamos, dejamos que el otro comparta nuestro espacio vital, pero cuando así lo deseamos, podemos  entrar a esa zona en donde nos bastamos a nosotros mismos.

Soledad/ ausencia del otro

Es cuando “el otro” me falta, que experimento el vacío, mi pobreza, cuando me muero de dolor. No podemos concebir nuestra vida en la separación, la pérdida o el desamor. El otro le da sentido a mi vida desinflada y cuando me abandona, se muere o se le acaba el amor; entonces , quedamos devastados porque ya es seguro que nos hemos quedado “solitos” con la persona equivocada: YO.

Soledad / ser necesitado

Concibo mi poder en la medida en que soy necesitado. Si ya nadie recurre a mí para salvarlo, si mis servicios no son requeridos, si la sociedad me aisla y como jubilado me clasifica  inservible, siento que la vida pierde sentido para mí, que ya dejé de ser útil, una persona importante… Es así como experimento ese naufragio de no ser escuchado, de no importale a nadie, de ser solo eso …comida para gatos.

Soledad/en medio del gentío

Y cuando la soledad comienza a rondarnos buscamos el gentío para evadirla, pero sólo descubrimos con tristeza que nos sentimos más solos que nunca. Los lugares públicos, espectáculos, almuerzos, cruceros, parrilladas, ese entra y sale de la casa, esa necesidad de ver gente, gente, gente…y luego esa pregunta que tumba los párpados: ¿Por qué nada ni nadie me llena? En ocasiones la respuesta tarda toda una vida para presentarse: “Porque has buscado en el lugar equivocado”.

Soledad/La oveja negra

El hombre ha sido adiestrado, disciplinado para que siga al rebaño. La ley de manada no permite que se violen las normas y comportamientos que garantizan la permanencia de la comunidad. Debemos ajustar, convertirnos en piezas que ensamblan perfectamente en ese rompecabezas social.

En este sentido, el espíritu libre es visto con recelo y tendrá que pagar un precio muy alto por el disfrute de su soledad… La oveja negra, será abandonada a su suerte , rechazada por todos, y así se convertirá en presa fácil para los depredadores furtivos. La ley no puede ser ignorada: siga al rebaño aunque lo conduzca al matadero.
Juan La Mur es Psicólogo Clínico
juanlamur100@gmail.com
Preguntas & Respuestas

Sé que está  mal decirle esto, pero prefiero quedarme con el compañero equivocado a tener que enfrentar mi vejez sola…eso me mataría.

Señora, usted debe darse cuenta de que quedarse con el compañero equivocado es como si se muriera todos los días. Si lo que busca es un “musú” para espantar la soledad, cómprese un maniquí que sale más barato, luce mejor y no fastidia.

Desde la muerte de mi esposo, hace tres años, he tenido que enfrentarme a una vida dura, llena de problemas, pero lo más triste de sobrellevar es ese sentir cada día su ausencia. Creo que no estoy preparada para seguir sola.

Usted conseguirá salir bien de todo su duelo si permite que ese sentimiento no se estanque, deje que fluya  como la corriente de un río  para que disipe esa tristeza y la prepare para volver a amar…

A pesar de que la busco como un desesperado, no logro conseguir pareja. Ya tengo un buen tiempo viviendo en Estados Unidos y aquí no es fácil sobrevivir uno solo.

Al paso que voy me pondré viejo y eso es lo que me aterra: caer en cama sin alguien que me atienda.

Primero: su ansiedad por encontrar pareja está auyentando a posibles candidatas. Si se muestra desesperado, en el momento de la conquista, la mujer lo nota y huye.

Segundo: ¿Usted busca a una compañera o a una enfermera? Mi estimado, póngase claro en esto o , de lo contrario, verá cumplirse su temor más grande.

Mis hijos se casaron y se fueron de la casa. Me he quedado con mi esposo, pero me siento muy sola, porque parecemos dos extraños. Estoy muy confundida. ¿Qué ha pasado entre nosotros?

Cuando ustedes vivían para sus hijos, considerándolos lo más importante, viéndolos crecer y desarrollarse, un día los vieron partir y ahora esa ausencia ha dejado  a dos seres humanos que ni siquiera se reconocen…No tienen nada que decirse…Se olvidaron de que eran pareja y ahora sólo deambulan como dos almas en pena en una casa fría y vacía. 

Recordatorio
Aunque la sensación de soledad se resiste a darnos tregua, existen maneras de negociar con ella sin pretender doblegarla
“Bienaventurados los solitarios” 
Los que han podido establecer ese vínculo de bienaventuranza con la soledad la han elegido como se escoge un templo, sin imposiciones ni exigencias, libres como una bendición y no como si fueran tirados a una cárcel inmunda… Como una maldición.
“El infierno son los otros”
Este recordatorio sartreano nos advierte sobre nuestra excesiva preocupación por esas necesidades ajenas convertidas en nuestra esclavitud.  Responsabilizarnos por satisfacer los requerimientos de los demás es una tarea que podría condenarnos al fuego eterno.
Antes de la persecusión: entrégatele
El truco está en no oponer resistencia, rendirse sin pesar alguno. Dejar que nos invite a fumar la pipa de la paz. Porque si es ella la que tiene que salir a buscarte, no te dará tregua hasta dar contigo y hasta donde se sabe, una de sus cualidades no es  la misericordia.
“Si estás solo, serás todo tuyo”
“El otro significativo” puede convertirse en un estorbo para lograr un prufundo conocimiento de ti mismo. Es por esto que la soledad nos prepara sin distracciones para ese viaje interior. Ella se ocupa primero de nosotros y luego nos da permiso para compartir.

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