viernes, 25 de febrero de 2011

Kadhafi se aferra al poder y acusa a rebeldes de servir a Bin Laden

AL BAIDA, Libia.- El líder libio Muamar Kadhafi acusó a los manifestantes que hacen tambalear a su régimen de estar vinculados a la red islamista Al Qaida de Osama bin Laden y de actuar bajo los efectos de las drogas.  
"Esa gente no tiene verdaderas reivindicaciones, sus reivindicaciones son las de Bin Laden", aseguró el coronel Kadhafi en un mensaje audio transmitido por televisión desde Zauiya, una localidad al oeste de Trípoli, teatro de feroces enfrentamientos.   "Ustedes en Zauiya han escogido a Bin Laden", acusó. "Ellos (los hombres de Bin Laden) les han dado drogas", afirmó.  
"Estos incitadores no son muy numerosos y debemos capturarlos", prosiguió, recomendando a los ciudadanos quedarse "en casa". "Tienen pistolas, tienen el gatillo fácil y disparan, especialmente, cuando están bajo los efectos de las drogas", justificó.  
La rebelión popular controlaba el jueves una gran parte del este del país y marcaba puntos en el oeste, pero Kadhafi, en el poder desde 1969, no parecía dispuesto a dar el brazo a torcer ni a atender los llamamientos y las presiones de la comunidad internacional para evitar un baño de sangre.  
Kadhafi, de 68 años, que ostenta el único título de "Guía de la revolución", insistió en que su poder en Libia es simplemente "moral", tal como lo hizo el martes pasado, al alegar que no podía renunciar a cargos que no tenía. En esa ocasión, ordenó a las fuerzas de seguridad aplastar la rebelión y se dijo dispuesto a "luchar hasta la muerte".  
 La sublevación tiene su bastión en la región de Cirenaica, a lo largo de la la costa oriental del Mediterráneo libio, desde la frontera con Egipto hasta Benghazi (1.000 km al este de Trípoli), pasando por Tobruk y Al Baida.   Testigos que se fugaron a Túnez indicaron que la rebelión también ganaba terreno hacia el oeste, y que la ciudad de Zuara (a 120 km de Trípoli) había quedado en manos de los manifestantes.  
El presidente estadounidense, Barack Obama, juzgó "escandalosa" la represión que ya se cobró centenares de vidas y afirmó que los autores de las matanzas deberán responder por sus actos.   En Al Baida, los muros acribillados a balazos certificaban la violencia de los enfrentamientos entre los rebeldes y los "mercenarios" contratados por Kadhafi.  
Unos diez generales y coroneles desertaron y proclamaron su fidelidad a la revolución, bajo los aplausos de la multitud.  
 "He renunciado y he venido a Al Baida en solidaridad con mi pueblo. Estaré en la línea de frente para rechazar cualquier ataque", afirmó el general Salá Mathek, que estaba en funciones en la Policía Judicial.  
"Estamos hablando de marchar sobre Trípoli. Nuestro objetivo es Trípoli, si Trípoli no consigue liberarse a sí misma", afirmó otro oficial.  
 Organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron ataques aéreos y bombardeos contra civiles. Según datos divulgados en París por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la represión del levantamiento había dejado desde su inicio el 15 de febrero hasta el miércoles por la mañana 640 muertos.  
 Estados Unidos y la Unión Europea (UE), vacilantes en los primeros días, examinan ahora sanciones contra el régimen de Kadhafi, confrontado también al abandono de sus pares árabes y a la deserción de numerosos jerarcas y diplomáticos.  
La UE estudia en particular el bloqueo de haberes y la formulación de denuncias judiciales por "crímenes contra la humanidad" contra dirigentes libios.  
El ministro francés de Defensa, Alain Juppé, afirmó que desea de "todo corazón" que Kadhafi esté viviendo "sus últimos momentos como jefe de Estado", pero descartó planes de intervención militar.   El líder cubano Fidel Castro consideró en cambio que Estados Unidos y la OTAN bailan una "danza macabra de cinismo" alentando una "guerra civil" en Libia, en busca del control del petróleo.  
 La Comisión Europea expresó su preocupación por el riesgo de una catástrofe humanitaria y evaluaba las respuestas ante la estampida de decenas de miles de extranjeros que abandonan Libia por tierra, mar y aire, en difíciles condiciones.  
Un transbordador con espacio para mil pasajeros ancló en las costas libias para empezar a evacuar a 18.000 ciudadanos indios. Grecia envió tres aviones de transporte de tropas C-130 para asegurar la salida de sus propios ciudadanos.  
Y desde el lunes, unos 30.000 tunecinos y egipcios regresaron por vía terrestre a sus países, informó en Ginebra la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que prevé la necesidad de asistir en las fronteras de Libia a decenas de miles de personas.  
 El ministro italiano del Interior, Roberto Maroni, exhortó a sus socios europeos a cooperar ante el riesgo de una crisis humanitaria "catastrófica" que podría empujar a un éxodo masivo hacia las costas europeas. 
"Pido a Europa que adopte todas las medidas necesarias para hacer frente a una urgencia humanitaria catastrófica", declaró en Bruselas antes de una reunión con sus homólogos de la UE.  
Las costas libias están a unos 300 km de Malta (justo al sur de Sicilia) y de la isla griega de Creta.  
Los precios del petróleo alcanzaban este jueves niveles inéditos en dos años, debido a la ola de violencia en el mundo árabe y sobre todo en Libia, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El barril de Brent para entrega en abril rozó los 120 dólares, antes de replegarse.  
El ex ministro libio de Justicia Mustafá Abdel Jalil, que renunció para protestar contra la brutal represión, aventuró que Kadhafi acabará por suicidarse "como Hitler".  
La revuelta en Libia está inspirada en las que en las últimas semanas derrocaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto, en una inédita ola de protestas en los países árabes. 

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